ABANDONADO POR SUS PADRES EN LAS CALLES,,,,


San Pedro Sula,

Honduras

“Me dejaron comiendo en una caseta de ahí por la línea, dijeron que ya regresaban y no volvieron. No regresé a casa porque no me acordé cómo llegar”, relata Óscar con la mirada fija en el suelo. Esto sucedió hace ocho años, cuando apenas tenía siete. Es el último recuerdo que tiene de sus padres.

Desde entonces ha vagado por calles y avenidas de San Pedro Sula, Honduras subsistiendo con las limosnas y conviviendo con miradas de repulsión y malestar cada vez que se acerca a pedir lo que su familia le negó. Tampoco el Estado en que nació se ocupó de él. El joven, ahora de 15 años, entró y salió varias veces de los centros para menores que habían en la ciudad. Ahora están cerrados. Pero aunque las puertas estuvieran abiertas, Óscar prefiere la calle. “Allí me pegaban los más grandes, por eso me escapaba”, asegura. Como él, miles de niños vagan por la capital industrial. Nadie sabe cuántos son ni de dónde vienen; ninguna autoridad lleva un registro, mucho menos un proyecto que prometa sacarlos de las calles y asegurarles un futuro.

Entre carros

Son las ocho de la noche y como todos los días, llueva, truene o relampaguee se ubica en el semáforo de la primera calle y segunda avenida del centro con la esperanza que los conductores que transitan por esa zona se detengan y le dejen un par de lempiras. Con sus pies descalzos, un pantalón azul y una camiseta verde curtidos, el niño dedica entre dos y hasta tres horas de la noche a la mendicidad.


Su jornada concluye entre diez y once de la noche. El peligro de la calle para él es lo de menos, su objetivo es conseguir qué comer.

Su experiencia entre los carros hace que parezca fácil campear el tráfico.

Mientras el semáforo permanece en verde se sube a la acera y espera el rojo para acercarse de nuevo. Tiene bien medido el tiempo que dura cada luz.

Ocho años mendigando

Acercarse a él no fue complicado, parece no tenerle miedo a los extraños pues son quienes lo han sostenido durante los ocho años que lleva viviendo en las calles de la ciudad.

“Vivo en la calle y duermo en las gasolineras, sólo busco algunos cartones para acomodarme”, expresó.

Óscar no recuerda mucho el tiempo que vivió con sus padres, lo que no ha podido olvidar es que un día lo dejaron abandonado en aquella glorieta de San Pedro Sula cuando apenas tenía siete años.

La historia de Óscar es similar a la de miles en esta ciudad. Ha sido víctima de un sinnúmero de maltratos en las calles. “Un día estaba dormido y unos policías municipales me agarraron, me golpearon y me llevaron al parque donde tienen las patrullas.

Ahí me pusieron a recoger toda la basura, a lavar un pila y me bañaron con una manguera y toda el agua me la echaban en la cara y no me dieron ni comida.

De los centros me he escapado como siete veces porque los más grandes me pegan”, relata.

El tiempo corre, el reloj marcó las diez y el niño dejó la esquina para buscar dónde pasar la noche.



Sin opciones

Óscar es un caso más de los centenares que se ven en las calles de la capital industrial.

A casi todas horas del día y en diferentes puntos estratégicos hay menores que practican la mendicidad.

Algunos son utilizados por los adultos que les montan vigilancia para quitarles el dinero y que no escapen antes de cumplir su jornada.

En la actualidad los menores de la calle de entre 12 y 18 años no cuentan con un centro para poder refugiarse del peligro y del frío de la noche.

El único centro del Ihnfa conocido como el ABC y que ahora se llama Génesis permanece cerrado desde octubre 2008.

Luego de una serie de investigaciones y de la intervención de la Fiscalía de la Niñez se encontró que más de ochenta adolescentes eran atendidos en pésimas condiciones.

En marzo de este año el Juzgado Primero de Letras de la Niñez dictó sentencia definitiva en el caso del centro de atención de menores por encontrarse en condiciones deplorables, ordenando el cierre.

Nahúm Aguilar, director de la institución, explicó que están dialogando con algunas organizaciones para establecer convenios y abrirlo nuevamente este año. “Ya hay negociaciones encaminadas a que el centro vuelva a abrir y poder brindar una mejor atención a los niños en riesgo social. Es muy importante que se haga porque es el único de la zona”, aseveró el funcionario.

La institución atiende a los niños en situación de calle, abandono, maltrato, víctimas de explotación laboral y sexual, mendicidad, extrema pobreza y todos los casos de vulneración de derechos.

Aunque todos los días buscan espacio en las organizaciones privadas éstas también permanecen llenas y tampoco tienen el espacio físico ni capacidad económica.

Crean comisión a favor de niños en situación de calle

Las autoridades del Instituto Hondureño de la Niñez y la Familia, Ihnfa, integraron una comisión interinstitucional de protección a la niñez en situación de calle conformada por varias organizaciones no gubernamentales que trabajan con menores.

El objetivo es contar con un plan operativo anual que permita atender en forma oportuna y adecuada este problema.

Según un reporte de la institución, los niños y adolescentes en situación de calle se encuentran en situación de vulnerabilidad de derechos y falta de oportunidades por lo que trabajarán en la vinculación de la niñez con su familia siempre y cuando esta tenga los recursos.

La comisión fue creada en marzo de este año y se espera que en los próximos meses tenga los primeros resultados positivos pues hasta la fecha se desconoce la cantidad de niños que andan en las calles.

Las autoridades del Ihnfa admiten que existe la urgente necesidad de contar con un centro de desintoxicación para los que tienen problemas de uso de drogas.

También se identificó la necesidad de brindar protección mediante la atención en refugios nocturnos y trabajar con acciones estratégicas de prevención y protección.

Según la ley, el Ihnfa tiene la atribución y potestad como institución rectora, coordinadora y formadora de la política de Estado en materia de la niñez y la familia


 



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